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Cal Ton

jueves, junio 3rd, 2010 | Restaurantes, Resto de Catalunya

Documentándonos sobre restaurantes para nuestra escapada a Vilafranca, la mayoría de guías y blogs coincidían en señalar a CalTon como el local más afamado de la capital del Alt Penedès, destacando su buena relación calidad-precio. ¡No me iba a quedar sin comprobarlo!

A pesar de la considerable magnitud del local, repartido en varios salones, Cal Ton es un agradable restaurante familiar de cocina catalana de producto. Nosotros tuvimos la suerte -había un grupo numeroso en el primer piso- de disfrutar de una mesa tranquila en un recogido salón del tercer piso.

Decoración sobria, correctos espacios entre mesas y cálido recibimiento a cargo de Ton Mata, que ejerce en multitarea como buen anfitrión, maître y sommelier orgulloso de su magnífica carta de vinos -a precios razonables, por cierto-.

Para empezar, aperitivo a base de boquerón marinado con una mousse de all-i-oli.

Con la falsa excusa de compararlas con las de la noche anterior en Casa Torner i Güell, volvimos a caer en la tentación de las anchoas, fantásticas, de las mejores que he comido los últimos meses.

Sirvió también como entrante la ensalada de pato -un magret tierno e intenso- con el contrapunto en textura y sabor de la manzana y las avellanas.

Compartimos a continuación los mini-canelones, sabrosos, con una buena salsa bechamel, mejorada si cabe por la inclusión de los moixernons en su preparación.

Como platos principales, mi arroz de gambas se convirtió en la elección más floja de la noche. El cereal algo pasado y las gambas, frescas pero ligeramente resecas, no acabaron de compensar un fondo que apuntaba maneras. Quizás un error en el cálculo de tiempos les jugó una mala pasada.

Xocolata, mi partenaire, tuvo más éxito con la merluza con tirabeques. Fresca, jugosa y bien acompañada por un nuevo juego de texturas y aromas, en este caso en forma de albahaca y piñones. Sólo los tirabeques, en la tradicional cocción larga, no acabaron de redondear el plato.

Para regarlo, buscando un registro poco habitual en los Penedès, nos decantamos por un gewürztraminer de Parés Baltà, el nuevo Ginesta de 2009. Fresco, relativamente seco, aromático, con las rosas esperadas en nariz y algo menos lucido en boca a pesar de su buen final cítrico. En cualquier caso, su punta de acidez no resultó mala compañía desde las anchoas hasta el arroz.

De postre, un refrescante sorbete de limón cubierto de una espuma de leche merengada que esperaba algo más dulce -soy un goloso empedernido…-. Me arrepentí de no maridarlo con alguna de las numerosas propuestas de vino dulce.

Una infusión digestiva de maría luisa y dos pequeñas y resultonas madalenas a modo de petit-four puso el colofón a una cena de algo menos de 45 euros por cabeza. Bien pagados.

Post written by Daniel Muro

Tags: canelones, cocina catalana, Restaurantes, vilafranca del penedès

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