Dos

viernes, agosto 5th, 2011 | Barcelona, Hoteles, Restaurantes

Como dirían en el cine, de los mismos creadores que el gran éxito Dos Cielos, los hermanos Torres, nos llega esta nueva propuesta de segundo -dicho con todo el respeto- restaurante de hotel. Dos, como han bautizado la propuesta, se ubica en el lobby del Hotel Me, no exento de parte del glamour de su hermano mayor, pero sí de sus espectaculares vistas.

Restaurante Dos (Hotel Me)  |  Barcelona

Restaurante Dos (Hotel Me) | Barcelona

En la carta no se aprecian similitudes, aunque se ha de reconocer que tampoco en los precios. Una parte de la oferta está basada en el producto y, la de mayor elaboración, en platos populares, o incluso del recetario tradicional catalán. Que nadie busque en el bistrot Dos una pequeña versión del Dos Cielos.


Tras algunas dudas en la recepción -no les constaba la reserva que hice- nos ubicaron en una de las mesas próximas al escultural -literalmente- olivo de Lucía Dominguín que preside la sala y la imagen de este post.

Empezamos, ¡cómo no!, con sus croquetas de jamón -innegable su presencia en sabor y aroma-, melosas por dentro y crujientes por fuera, como mandan los cánones. Pasando revista a estos últimos días, me doy cuenta del notorio repertorio croquetil acumulado (Vivanda, 21 Plats, Dos…).

Aunque nunca en Barcelona he llegado a probar una como las del desaparecido Melton, en Dos disponen de una buena burrata, traída dos veces por semana desde Puglia -en barco, para más señas, según su carta-, compartiendo plato con un magnífico tomate, la consabida rúcula y el aliño de un sabroso aceite y un toque de albahaca. Plato sencillo, fresco y aromático, fue quizás el que más me gustó.

Croquetas melosas de jamón  &  Merluza con patatas panadera

Croquetas melosas de jamón & Merluza con patatas panadera

Entre los pescados del día, pargo y merluza. Nos decantamos por la segunda, a la plancha, correcta, con el atrezzo de de unas patatas panadera, también correctas, y el potenciador de sabor de los ajos laminados. A pesar del buen ajuste del precio, es un plato que puede lucir más.

Pasamos al cerdo ibérico extremeño, concretamente a sus costillas, acompañadas de una compota de manzana y el desengrasante de la fresquísima ensalada del huerto propio -le iba mucho mejor la ensalada que la compota-, y lacadas con esmero -aquí sí se nota claramente la mano de los hermanos Torres-, muy melosas y con un sutil pero aromático especiado. En la parte negativa, sufrieron algún tiempo en la mesa, ya que el camarero no acabó de entender que todo era para compartir y lo trajo junto con la merluza.

Costilla de cerdo ibérico  &  Macedonia de frutos rojos

Costilla de cerdo ibérico & Macedonia de frutos rojos

En los postres, ante la ruptura de stock de la crema catalana con naranja, llegaron un par de elecciones refrescantes: la macedonia de frutos rojos con un toque de Módena y sorbete de limón, y la mousse de fruta de la pasión y mango recubierta de un carpaccio de piña. Ambos más que satisfactorios.

De la carta de vinos, con precios menos atractivos que la propuesta sólida, nos quedamos con una botella de Idoia 2009 de Ca n’Estruc (D.O. Catalunya), un blanco cremoso fermentado en bota, con coupage liderado por el xarel·lo y notas de chardonnay. Hizo falta también una enorme botella de agua y fuimos obsequiados con dos copitas de cava Canals & Nubiola por cuenta de la casa.

Ambiente cool, local no muy lleno -una media entrada-, servicio algo despistado pero muy amable, y buenos detalles complementarios como el pan, muy bueno, con aceite en concordancia y cuenco con escamas de sal -todo ello presente durante toda la cena en la mesa, algo de agradecer y no tan frecuente de ver como debiera-.

En la suma final, los algo más de 35 euros por cabeza parecen justos honorarios para la velada.


Post written by Daniel Muro

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