Estocomo

Wagokoro

viernes, abril 10th, 2009 | Barcelona, Restaurantes

Hace algún tiempo que conocimos a Anna (catalana) y a Kenya (japonés) en un curso de cata de vinos en Bouquet d’Aromes. Allí nos empezaron a explicar sus intenciones de gestar un pequeño restaurante de cocina japonesa.

Medio año después, el proyecto -bautizado inicialmente como Kokoro y definitivamente conocido como Wagokoro– ha visto la luz en un coqueto local de la calle Regàs, y no hemos podido resistir la tentación de ir a visitarles y contaros el resultado.

Al estilo de los restaurantes japoneses, disponen de varios menús degustación en función del número de platos que incluyen. Eso sí, a diferencia de los locales de Japón -en los que sólo se indica el precio del menú y el número de preparaciones incluidas-, la carta del Wagokoro sí detalla los platos.

Empezamos la sesión con el chirashizushi de ikura y vieira. Buena combinación de arroz (el chirashizushi es la versión del sushi con el arroz sin envolver) con huevas de salmón y unas melosísimas vieiras, gracias a un simple y certero golpe de plancha y, por supuesto, a una buena materia prima.

Continuamos con un buen magret de pato asado (en un punto casi a modo de roast-beef), acompañado de puntas de espárrago y tortilla japonesa, muy jugosa, apoyada en su elaboración por un caldo de pescado y algas, culpable en buena parte de los jugos de la tortilla.

Seguimos con el variado de sashimi, que incluía atún -muy tierno-, dorada y unas fresquísimas colas de gamba. Si digo que me recordó al sashimi de mi venerado Icho ya lo digo todo. Como curiosidad, te ofrecen las cabezas de las gambas para comértelas enteras como crujiente, ya que te las sirven fritas.

Pasamos al agemono, en este caso unos trozos de lomo de cerdo rebozado, con salsa de miso, nabo daikon y tirabeques. Buena carne y rebozado muy crujiente, aunque he de reconocer que estoy demasiado malacostumbrado por mi charcutera a un lomo de cerdo tan tierno que me cuesta destacar este ingrediente en los restaurantes. El nabo daikon, cocido en caldo, le da un toque especial.

Para reposar de la carne, un pequeño cuenco de espinacas a la japonesa con shitake y el toque catalán de los piñones. Por cierto, hablando de cuencos, nos contó Anna que, excepto la cristalería y la cubertería, el resto de vajilla y utensilios están directamente importados de Japón, donde ellos mismos los escogieron en su último viaje.

Como es costumbre en el país del sol naciente, acabamos con arroz. El arroz soboro con cebolleta y aroma de jengibre, acompañado de una sabrosa sopa de miso rojo y wacame, que mostró todo su esplendor en la combinación -a gusto del usuario- de los diferentes acompañamientos.

Para acabar, el helado de té tostado hojicha, elaborado a partir de los tallos tostados de las hojas de té, y culminación digestiva de la cena con un par de tazas de té verde, al que reconozco que sin azúcar todavía no estoy lo suficientemente acostumbrado. Pude pedir azúcar, sí, lo sé, pero hay que hacer un pequeño ejercicio para acercarse a los sabores originales, que seguro que vale la pena.

¡Me olvidaba…! Acompañamos la cena de una jarrita de sake, que dejamos que nos aconsejaran con el único requisito de que fuera suave, y que maridó a la perfección con todo el menú.

No es económico, pero el ambiente es muy agradable y la calidad se paga… ¡Recomendado!

Post written by Daniel Muro

Tags: barcelona, cocina japonesa, Restaurantes, sashimi

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