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La Mifanera

domingo, abril 12th, 2009 | Barcelona, Restaurantes

A pesar de que llovía y 2 comensales se nos borraron de la excursión a La Mifanera, Xocolata y yo nos mantuvimos firmes y no perdonamos nuestra sesión de arroces del mundo. En el local, como dirían en términos futboleros, buena entrada a pesar del tiempo, con pleno en la parte de no fumadores y medio aforo en la de fumadores.

La sala de La Mifanera, que desde hace algún tiempo alberga una exposición de pinturas, ha ganado en color y en calidez, por lo que deberían plantearse mantener esta iniciativa a largo plazo. La carta, como siempre, plagada de tapitas y de arroces de todos los rincones del planeta.

Nosotros, una vez más fieles a su fórmula clásica de menú (ahora han añadido otra más contundente, con 5 arroces), optamos por las 3 tapitas y los 3 arroces en media ración.

El trío de tapas, formado por las patatas bravas, preparadas como si fueran una pequeña bomba de patata, pero substituyendo el relleno de carne por el de salsa brava; el guacamole con kikos en polvo, que recubren el aguacate; y unos filetes -algo chiquititos- de sardina macerada, con parmesano rallado.

Roger divide los arroces en 4 grupos (paellas, risottos, salteados y guisados). El primer arroz de nuestra degustación, del grupo de los risottos, concretamente el de alcachofas y café. Suelto, entero, sorprendentemente buena integración del café en un plato con una buena dosis de parmesano y, por ponerle un minúsculo pero, algunas alcachofas -pocas- debían haberse apurado más en su corte.

El representante de los salteados fue el arroz coreano con verduritas y vieiras. Magnífico. Recuerdo que en nuestra última visita ya fue el que más nos gustó y en esta ocasión no ha sido menos. Aromático, sabroso, cocción perfecta, buena sinergia entre ingredientes y una ligereza impropia de un plato de arroz.

La tercera y última media ración arrocera, del grupo de los guisados: el arroz etíope, con pollo y cebolla, además de una acertada combinación de especias, de la que sobresalía el clavo, que colmaban la boca de arriba a abajo de aromas y sabores. El arroz, menos entero que en las recetas anteriores, pero manteniendo una perfecta soltura. Ilustra la imagen principal del post.

Para acabar, la versión modernizada del pan con aceite y chocolate, que delata el paso de Roger por el Comerç24. Pequeñas láminas finas de pan tostado, unas gotitas de aceite de oliva, un pellizco de sal maldon y un brutal cremoso de chocolate.

Todo ello regado con un Camerlot de Ferré i Catasús (cabernet sauvignon + merlot, como su nombre indica), algo subidito de precio y que se comportó dignamente, aunque a Xocolata le convenció más que a mí.

Con agua y una infusión, unos 80 euros.

¡El templo de los arroceros!

Post written by Daniel Muro

Tags: arroces, barcelona, Restaurantes, roger martínez, tapas

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