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Sergi de Meià [2017]

martes, agosto 15th, 2017 | Barcelona, Restaurantes

Sergi de Meià es uno de los grandes valores culinarios de Barcelona. Un cocinero de los que enriquecen la oferta de la ciudad, tanto por su filosofía como por la pasión con la que la pone en práctica. Sin la atención mediática de la que gozan otros chefs de prestigio, Sergi dignifica como pocos una cocina catalana que, sin renunciar a técnicas actuales y a alguna que otra licencia contemporánea, recupera los sabores de la cocina tradicional, incluso clásica, de su tierra.

Hace años que Sergi dejó Monvínic para dedicarse a su proyecto personal, y su cocina se ha consolidado, sin tener que recurrir a platillos de moda ni a propuestas clónicas. Fiel a sus ideas, queriendo o sin quererlo, es abanderado del movimiento Slow Food y, sobre todo, defensor acérrimo del producto de proximidad y, por supuesto, de temporada, con el mérito de haberse sabido rodear de proveedores de gran calidad, apoyo fundamental para la ejecución exitosa de este concepto.

El local, por el que confieso tengo un cariño especial de su ya lejana etapa del coqueto Bistro 106, es elegante y luminoso, a pesar del típico formato alargado e interior de los locales comerciales del Eixample, y no sobreexplota su espacio, algo también demasiado habitual en los restaurantes de la zona.

Recepción acogedora, aquí la proximidad no solo está en el producto. Breve explicación de la carta, dividida en las elaboraciones estacionales y los clásicos y, para la espera, excelente xolís, crema de calabacín con arroz inflado, y unos mejillones en escabeche con brotes -¡qué buenos son los buenos escabeches!-.

Empezamos bien con la ostra del Delta, una por cabeza, muy carnosa, con habitas tiernas.

Compartimos el cangrejo, jugoso, que liga bien con el tupinambo y mejor aún con la chispa de la mayonesa cítrica-picante.

La comentada cuidada selección de proveedores y sus productos brilla en la compañía del pulpo de roca con patata, en unas extraordinarias verduritas con mantequilla -ojo a las zanahorias blancas, de vicio- que, sumadas al fondo, aumentan la dimensión de un plato técnicamente irreprochable.

También al centro de la mesa, el pescado de lonja del día, hoy representado por un pargo en correcta cocción, con unas finísimas patatas chip y una cama de cebolla y tomate confitado que nos obliga a cruzar miradas.

Cambio de tercio hacia la parte dulce con los buñuelos de garbanzos sobre base de crema pastelera. Lo sé, probablemente no sea la mejor elección para una noche de verano, pero es un clásico de Sergi y tanto los buñuelos, sabrosos, nada aceitosos, como la impecable crema, merecen el atrevimiento.

Para culminar la sesión, el pan de especias, con cardamomo, un tremendo cremoso de chocolate y un curioso helado de espirulina, una alga de múltiples propiedades que empieza a verse en los recetarios de algunos restaurantes -y no solo veganos-.

En el apartado líquido, un par de copas de Còsmic. Me gusta este amable coupage de xarel.lo y sauvignon blanc de Parés Baltà. Y estupendo el detalle del equipo de sala, sirviéndolo en medias copas para preservar la temperatura óptima.

Con aguas y sin cafés, 120 euros para 2 comensales adultos y una pequeña gourmet.

Pasión, sabor y buen trato, al producto y al comensal. Y para los que vayan más allá en sus inquietudes gastronómicas, atención a los imprescindibles menús monográficos que Sergi organiza esporádicamente.

Lo dicho, un local a seguir.

Post written by Daniel Muro

Tags: barcelona, cocina catalana, cocina de proximidad, eixample, km0, Restaurantes, sergi de meià

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