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Taverna del Clínic [2019]

lunes, septiembre 30th, 2019 | Barcelona

Toni Simôes siempre ha tenido muy buen ojo con proveedores y producto. Ya lo dejaba ver en la primera época de la Taverna del Clínic, hará una docena de años, cuando apenas medio metro separaban unas incómodas mesas de una barra siempre en ebullición, por dentro y por fuera.

Tras la reforma de hace un lustro, el comedor, ahora espacioso gracias al añadido del local contiguo, y la burbujeante bodega acristalada -buena carta de vinos y mejor aún de espumosos-, acompaña con mayor justicia la cocina del portugués, otorgándole la calma y el protagonismo que merece.

Pero hay cosas que no cambian, y las colmenillas al foie de la Taverna del Clínic siguen siendo de las mejores de la ciudad. Ya en la previa, el aperitivo de anguila, cremoso, más fresco de lo previsto, también acierta.

Como siempre, buen ramillete de propuestas fuera de carta, aunque sigo echando en falta que detallen los precios al presentarlas. Aun así, nos decidimos por un par de ellas. Los langostinos son los primeros en llegar. Lo hacen hervidos, de calibre generoso, de los mejores que recuerdo en los últimos tiempos, con muy buenas salsas rosa y tártara que muestran que, si no son sometidas a los maltratos que les hicieron desaparecer del mapa, merecen su sitio en las cartas gastro.

Las kokotxas y morro de bacalao sí figuran en la carta -y ahora en la cabecera del post-. Excelente pil-pil, servido en correcta proporción, sin aturdir con el pecado habitual de la cantidad pantagruélica, poco apta incluso para los salseros más avanzados. En conclusión, el morro, bueno; las kokotxas, de fiesta mayor.

El salmonete es el otro elegido desde la fuente de productos del día. Ejemplar regio, en tamaño y frescura, sin más procesado que el necesario, con un marcado a la plancha, y en compañía de unas estupendas verduritas.

Nos vamos al dulce con un buen cremoso de mascarpone, que no esconde sus matices nipones, y endulza sin empalagar. No hay hueco para más, pero el sencillo pero correcto trío de petit-fours cumple y acompaña la sobremesa.

En las copas, homenaje a los Simôes en forma de un Esporao Reserva 2016 blanco, un Alentejo tan sedoso como fresco que me tiene seducido, y más desde que descubriera su precio.

Eso sí, el producto se paga, y con aguas y cafés, rondamos los 70 por cabeza.

 

Post written by Daniel Muro

Tags: cocina mediterránea, colmenillas, kokotxas, langostinos, manuel simoes, toni simoes

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